A juicio médico español por trágica muerte de un colombiano detenido en Barcelona
Familia reclama justicia.
La madrugada del domingo 21 de agosto de 2022, Brian Steven Ríos, un colombiano de 28 años, falleció en el calabozo de una comisaría en Rubí, Barcelona, horas después de, al parecer, haber recibido tranquilizantes en un centro de atención primaria (CAP) y de haber sido custodiado por la policía en un estado de inconsciencia.
Su muerte, ocurrida apenas dos meses después de haber migrado a España huyendo de la violencia en Colombia, ha puesto en el punto de mira el trato recibido por parte de las autoridades y el personal médico esa noche.
Brian y su pareja, Juliana Tapiero, habían llegado a Barcelona junto a sus dos hijos en busca de una nueva vida, dejando atrás todo, asediados por grupos armados. Tras vender sus pertenencias y endeudarse con créditos bancarios, su plan inicial era establecerse en Asturias, pero un error en el vuelo los llevó a Cataluña.
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En Rubí, Brian encontró trabajo en la construcción y Juliana en el cuidado de niños. Sin embargo, enfrentaban dificultades para obtener cita para solicitar asilo o para poder tener estadía de manera regular, según recoge el diario español El País.
Una noche de celebración con un desenlace fatal
El día anterior a su muerte, el sábado 20 de agosto, la familia celebraba en su nueva casa el cumpleaños de la madre de Brian, que también vivía en el país ibérico. El asado transcurrió con normalidad hasta pasadas las 11 de la noche, cuando Brian, bajo los efectos del alcohol, salió a comprar más cerveza, de acuerdo a las versiones entregadas por su pareja, y las cuales recoge el medio español.
Según el reporte policial, fue encontrado por agentes caminando de forma "intimidante" con una botella de vidrio. Cuando Juliana llegó al lugar, Brian ya estaba rodeado de policías; según cuenta y la situación escaló en un forcejeo que terminó con él esposado en el suelo.
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El hombre fue trasladado al CAP Mutua de Terrassa de Rubí a las 12:27 a. m., donde, según videos de seguridad, ingresó arrastrado por dos policías. En los 30 minutos que duró su estancia, le administraron 0.10 mg de midazolam y 0.25 mg de sinogán, dos potentes tranquilizantes, mientras, al parecer, era fuertemente contenido por los agentes.
Un informe de praxis médica posterior, solicitado por el juez, reveló que los tiempos de reacción a esta medicación varían entre 30 y 90 minutos. Pese a ello, el médico que lo atendió le dio el alta en menos de media hora, permitiendo que los agentes se lo llevaran a un calabozo.
El medio citado, recoge que el informe médico señala que "es altamente recomendable una observación posterior y/o derivación a centro asistencial de referencia después de la administración de fármacos depresores del sistema nervioso central y crecidamente en caso de abuso de alcohol y por ello, lo más prudente habría sido mantener el paciente en observación".
Contradicciones y juicio al médico
La evidencia en el caso —incluyendo cámaras de seguridad, informes policiales y la declaración de un enfermero— contradice la versión del médico de que Brian estaba consciente al salir del CAP. Por el contrario, el colombiano estaba completamente inconsciente, teniendo que ser subido y sacado del coche patrulla "en brazos" antes de ser dejado en la celda.
A las 4:07 a. m., una agente que lo monitoreaba por cámaras detectó que Brian ya no respiraba. A pesar de los intentos de reanimación, fue declarado muerto a las 4:50 a. m.
La jueza encontró suficientes indicios para llevar a juicio al médico que atendió a Brian y juzgarlo por "homicidio imprudente", argumentando que se le suministró más medicación sin esperar un tiempo prudencial y sin mantener la observación necesaria.
Familia reclama justicia y cuestiona al sistema

Para la familia de Brian, la decisión de llevar a juicio al médico es una "victoria a medias". Su abogado, Benet Salellas, insiste en la necesidad de investigar también la responsabilidad de los policías que lo detuvieron y lo contuvieron en el CAP, pues considera que su intervención es un elemento crucial que aún no ha sido suficientemente analizado en la instrucción.
Juliana Tapiero, quien ahora es madre soltera y se encuentra en situación irregular en España, está convencida de que el trato dado a Brian se debió a su condición de migrante colombiano. "Si un español va por la calle borracho no le hubiera pasado todo lo que le pasó, el trato hubiera sido muy diferente", lamentó. "Vinimos huyendo de la violencia y fue aquí justamente donde la encontramos", señaló a El País.
En Rubí realizaron un mural con un retrato de Brian, acompañado de la frase: “las vidas migrantes importan”.